Veo que muchas de nosotras nos hemos puesto la bandera, y nos hemos sentido representadas con el icono de una menos; ese que atañe al sufrimiento de miles de mujeres vÃctimas de violencia por parte de algunos hombres.
Denota femicidio, falta de respeto y violencia contra la mujer. Y si bien, amo mi género y adoro ser mujer, no logro sentirme abanderada con este icono. No me siento parte.
No es que lo critique, por el contrario, al igual que con muchas convicciones actuales, creo que es muy válido luchar fervientemente por lo que se cree, sin embargo, me atrevo a abanderarme y creer más en que el "ni una menos" parta desde nosotras mismas como mujeres, y no parta desde la crÃtica a actos cometidos por terceros, sino más bien desde una auto reflexión que aluda a cuál ha sido mi aporte a que las mujeres seamos violentadas y que aguantemos cualquier tipo de acto agresivo.
Creo que gran parte de la violencia que aceptamos como mujeres proviene desde la propia violencia que ejercemos hacia nuestro mismo género nosotras mismas.
Cuando pienso en el "ni una menos", en lo personal, prefiero evaluar cuántas veces yo misma he pensado o me he referido a otra mujer como "una puta"por vestirse de tal forma, o tener una actitud distinta, o creer que vale menos que yo (por cualquiera sea el motivo). Afirmar que es cartucha por ser tÃmida, o que es mojigata (ojo, palabra que existe sólo en femenino.. no hemos escuchado muchas veces hablar de un hombre mojigato) y asà etc., etc,,, Supongo que a ti, al igual que a mi se te vienen un montón de calificativos a la mente cuando pensamos como hemos hablado de otra.
Entonces... Ni una menos?
SÃ. Ni una menos. Pero aplÃquemoslo también. Porque siempre es más fácil juzgar a un tercero sin mirarse a uno mismo.
Ni una menos? Tú también aplÃcalo.
Ni una menos a quien heriré, incluso de forma indirecta.
Porque sÃ, en Latinoamericana, al igual que en muchos otros lugares del mundo seguimos siendo menospreciadas, prejuzgadas sólo por el hecho de nacer mujeres, pero eso tiene que ver en gran parte por lo que nosotras hemos creado y que seguimos creando.
SÃ, Ni una menos. Levanta tu bandera, defendamos nuestro género, pero hagámoslo con todo, y que esa caridad empiece desde una auto regulación de nosotras mismas y nuestras bocas, muchas veces más venenosas y más violentas que cualquier agresión.
